sábado, 26 de febrero de 2011

Reflexión I - Por Diego Fernández.


Lo mas complejo de mi vida recae directamente del esfuerzo diario por implantar un régimen de sencillez aparente. En cuanto a lo positivo o negativo de la misma me veo en la antipática falta de respuesta, carezco de la capacidad  que poseen ciertos seres para definirse en pocas palabras, con respuestas concretas y quizá, (bajo cierto criterio cuya legitimidad deriva de la subjetividad, concepto del que por otra parte es imposible desprenderse) totalmente veraces. Es complejo para mí definirme, aunque debo reconocer que en este tiempo moderno la posibilidad de ejercitar y corregir mi incapacidad se me presenta a menudo, creo que esto hace mi postura aun más incoherente, más reprochable…supongo, realmente no lo se.
Pero hay algo que a la hora de definirme, en el momento de decir quien soy se presenta casi sin protocolo previo, sin invitación alguna por parte de mi capacidad racional. La verdad es que esto por sobre todo lo demás se deposita en el altar supremo de las definiciones y al estar ahí, como podría yo ignorarlo o decir otra cosa de la infinidad de cosas que podría decir.
Es por eso que ante la simple pregunta de quien soy, no puedo ir más lejos que decir que soy sobre todo lo demás mis decisiones. No solo creo que soy sino que todos somos nuestras decisiones… somos la sumatoria de las pequeñas decisiones que día tras día tomamos casi de manera instintiva sin vacilar sin pensar sin darnos cuenta que estamos decidiendo.
El ejercicio de decidir es materializar la libertad, es imponer nuestra voluntad, nuestras pasiones, nuestras convicciones… es por sobre todo la principal virtud de la democracia y es de alguna manera un poco mas profunda la necesidad mas pura de nosotros los seres humanos.
A veces se piensa que el peor error que cometemos es creer que nuestros actos no tienen consecuencias. Y es este punto donde quiero detenerme, tan solo para invitarlos a reflexionar sobre nuestras decisiones, por un rato tratemos de salir del rol de jueces en el que nos depositamos casi por acto reflejo en cada conversación, en cada acción a toda hora.
Juzgamos a nuestros compatriotas, a nuestros hermanos a nuestro gobierno, a toda aquella persona que es diferente a nosotros.
El otro, quien tiene la culpa, de no crear el país que sueño, el otro siempre… raramente lo que mas se quejan, son a menudo los que menos hacen, quizá por no saber que sus decisiones si influyen, solidariamente hice este comentario para darles la noticia.  Esto es solo una invitación a la autocritica y la reflexión sobre nuestras decisiones.

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